La Furia Umana
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ANDREA FRANCO / La elipsis de la piscina y el nadador. The Swimmer (Frank Perry, 1968) – The Reflecting Pool (Bill Viola, 1977-1979)

ANDREA FRANCO / La elipsis de la piscina y el nadador. The Swimmer (Frank Perry, 1968) – The Reflecting Pool (Bill Viola, 1977-1979)

« El regreso es de algún modo imposible

porque el tiempo lo ha variado todo » 

Carlos García Gual, La Odisea (Homero), prólogo

Un hombre casi desnudo sale de un bosque

y corre a zambullirse en la piscina de unos vecinos.

Su cuerpo atlético atraviesa el agua, elegante

y sale a la superficie.

Es Ned Merrill, El nadador.

Diez años después, en un dominio diferente

-más líquido-,

otro hombre sale de otro bosque

y se acerca al borde de una piscina.

Es una figura intuida que

de pie frente al abismo

se confunde entre los árboles.

Como Ned, salta y sale del agua.

Es Bill Viola en The Reflecting Pool.

A partir del salto, ambos hombres emprenden un viaje. Uno lineal, diagonal, cerrado. Otro circular, infinito. Dos alegorías de la vida donde la piscina es una unidad de espacio y el agua, una medida de tiempo.

El nadador cuenta el declive de Ned Merrill (Burt Lancaster) en su regreso a casa por una realidad distorsionada.

Su historia es un gran desenlace, sin presentación y sin nudo ;

un relato empezado que avanza hacia un final trágico ;

consecuencia de causa desconocida.

Ned llega desde el bosque

(¿cuánto tiempo ha estado ahí?)

y entra en una casa

y se lanza en la piscina.

Desde ese alto en la colina, ve un río de piscinas

y decide cruzar nadando hasta casa.

El camino revela una mirada confusa,

llena de quiebros y saltos, de visiones borrosas.

El sol llega apenas a través de las hojas.

Ned ha estado ausente

(¿dónde?),

y la realidad de pronto es hostil.

Piscina a piscina se acerca a una verdad que no quiere ver.

La de Bill Viola es una visión fija

(en apariencia),

inmóvil

(en apariencia).

Es el espectador el que se siente confuso y cuestiona lo que ve.

El hombre salta

y la imagen se transforma en una imagen múltiple

y el borde de la piscina en la línea del horizonte.

El nuevo plano lo componen dos imágenes que van a empezar a operar de manera independiente, cada una en su tiempo. Arriba, el bosque es una naturaleza muerta, con un cuerpo suspendido en plena caída ; abajo, agua en movimiento.

 Según Bill Viola, la verdadera identidad solo se revela como tal cuando es reflejada. En The reflecting pool, la vida del hombre suspendido transcurre en la parte inferior, en el agua, ajena a su mirada, incapaz de ver una proyección de sí misma. La piscina es el espejo que muestra aquello que arriba escapa a la percepción.

Como El nadador, la piscina de Bill Viola muestra solo las consecuencias, pues las causas están ocultas en un tiempo detenido : vemos las ondas en el agua, pero no vemos la piedra caer; vemos la corriente, pero no vemos el viento ; vemos personas que llegan por la izquierda o la derecha, pero no hay nadie en la superficie.

El cuerpo de Bill Viola, en posición fetal, flotando en el líquido amniótico de la imagen, se ha fundido en la vegetación. Pero nosotros estábamos atentos a lo que ocurría debajo…

Se ha hecho de noche

y de día,

y el hombre

que no vimos entrar en el agua,

emerge, sale de la piscina y desaparece de nuevo entre los árboles.

Nacimiento, muerte y reencarnación de forma cíclica, interminable. Paradigma del videoarte: el bucle en bucle.

En su ensayo sobre The Reflecting Pool, Jean-Paul Fargier escribe : “la piscina, al contrario que un río, puede considerarse como agua estancada. No hay pasado ni futuro, no hay más que un tiempo suspendido, un eterno presente”1.

Ned Merrill ve un río donde solo hay piscinas. Existen lapsos de tiempo de los que Ned no tiene constancia, el tiempo en que su vida se vino abajo, y el tiempo que transcurre entre piscina y piscina, aguas cargadas de tiempo que abarcan varios años en un viaje que pasa, de forma simbólica, de la mañana al atardecer, del calor al frío, del verano al invierno y de la madurez a la vejez. 

El nacimiento de El nadador es un nacimiento de la consciencia mientras su cuerpo va muriendo poco a poco. Cada vez más cansado y confuso, Ned llega a Ítaca esperando encontrar a Penélope y encuentra un escenario abandonado de lluvia y selva. 

¿Pero es este realmente el final? Pues

en la puerta de su hogar,

su último gesto remite al

Principio.

Andrea Franco


1. Jean-Paul Fargier, The Reflecting Pool, Yellow Now, Côté films, Crisnée 2005, p. 6